¿Cuál es la diferencia entre experimentar ansiedad y sufrir un ataque de pánico?

Existe mucha confusión entre sufrir o padecer ansiedad y tener un ataque de pánico.

Existen multitud de similitudes entre la ansiedad y el ataque de pánico, también hay numerosas diferencias expresadas en intensidad y duración.

Un ataque de pánico tiene muchas más similitudes con la ansiedad aguda que con ansiedad crónica, ya que su mecanismo de acción es bastante similar.

Diferencias entre ataque de ansiedad y ataque de pánico:

Aparición:

Si tenemos en cuenta el modo en el que aparecen, la ansiedad es continua (se percibe constantemente) aunque su intensidad pueda variar.

El ataque de pánico, sin embargo, ataca de repente. Llega cuando la persona menos lo espere.

Síntoma principal:

En el ataque de ansiedad, los latidos del corazón (taquicardia) pueden estar por encima de la media de la persona en condiciones de reposo. Suele producirse una sensación de pérdida de control, aunque en la forma más crónica de ansiedad, la persona es capaz de racionalizar los procesos y esta sensación de pérdida de control solo es en algunos casos. Los pacientes que sufren ataques de ansiedad, tienen dificultades para conciliar el sueño, sentirán gran tensión muscular y además podrán sentir gran irritabilidad (nerviosismo continuo). También pueden tener náuseas, sudoración excesiva e incluso dificultades para concentrarse o prestar la atención.

En el ataque de pánico, los latidos del corazón se aceleran inmediatamente y pueden alcanzar picos super altos. Suelen aparecer molestias como dolor torácico, mareos o dilatación pupilar. En los ataques de pánico, el control se pierde constantemente y además puede provocar la sensación de muerte inminente. Los ataques de pánico suelen compartir varios síntomas con los infartos de miocardio. Ante la presencia de estos signos, la persona comienza a agitarse aún más, haciendo que el evento sea aterrador y traumático. Lo principal para tranquilizarse es descartar la posibilidad de que realmente se trate de un infarto, por ejemplo, dolor punzante en el lado izquierdo del pecho de carácter intenso y agudo que impide moverse, que no suele darse en los ataques de pánico.

Fisionomía:

El ataque de pánico se produce como resultado de la activación del sistema nervioso relacionado con el miedo (sistema nervioso simpático). Ocurre sobre todo cuando no hay peligro, pero se activa la amígdala (responsable de las emociones). Esto provoca una liberación masiva de adrenalina, lo que hace que nuestro cuerpo se llene completamente de esta sustancia y provoque otros problemas, como, por ejemplo, la activación de las glándulas suprarrenales (responsables de provocar los síntomas emocionales y físicos propios de un ataque de ansiedad).

En los ataques de ansiedad, también se libera adrenalina en nuestro organismo, sin embargo, estas concentraciones son bastante menores. También se activa la amígdala, pero la respuesta del organismo no es tan intensa.

La principal diferencia para saber si se trata de un ataque de ansiedad o de pánico, es la liberación de la hormona cortisol (responsable del estrés). Esta se libera de manera más abundante durante los trastornos o ataques de ansiedad, por lo que hace que las personas que padezcan ansiedad, se cansen con más facilidad y suelen padecer más estrés que los individuos propensos a los ataques de pánico.

Tiempos de aparición:

Un ataque de ansiedad es consecuencia de la presencia de trastornos crónicos o agudos y pueden durar bastante tiempo (incluso varias horas) siendo mucho más incapacitantes que un ataque de pánico. Por ello, merman las facultades personales durante mucho más tiempo. Dentro de los ataques o trastornos de ansiedad también hay diferencia dependiendo de si hablamos de ansiedad crónica o aguda. En la ansiedad aguda, los síntomas son menos duraderos, pero mucho más intensos que la ansiedad crónica. En ninguna de las dos formas aparece rápidamente y en ambas tiende a desaparecer más lentamente.

Un ataque de pánico puede durar entre 5 y 30 minutos. Aparece bruscamente y desaparece con la misma rapidez. Esto se debe a que no podemos mantener una reacción de miedo durante demasiado tiempo.

En general, las personas seguras de sí mismas y con un estado psicológico fuerte, sufren ataques de pánico que pueden ser más breves que los individuos propensos al pánico sin motivo, pero al final de un ataque de pánico es posible experimentar las famosas “réplicas”. Estas réplicas suelen ser racionales y se desencadenan al pensar que se avecina otro ataque de pánico. Suelen durar poco tiempo, unos 3 minutos, y posteriormente el organismo vuelve completamente a la normalidad.

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