¿Qué significa ser una persona asertiva?

La asertividad es una habilidad social que consiste en conocer nuestros propios derechos y poder defenderlos, respetando siempre a los demás.

Una persona asertiva es aquella que se comporta habitualmente de forma que respeta, en sí mismo y en los demás, cualquier forma de pensar, sentir y actuar. Es decir que hace respetar sus propios derechos (derechos asertivos) como persona a la vez que respeta los de las demás. (respeto a uno mismo y a los demás)

La persona asertiva se caracteriza no solo porque sabe comportarse de manera asertiva, sino porque tiene plena consciencia de que sus decisiones le pertenecen. No hace siempre lo que desea o le apetece, pero siempre desea lo que hace.

Derechos Asertivos:

  1. Cada persona puede juzgar sus propios sentimientos o emociones, pensamientos y comportamientos, de forma diferente a como lo hacen los demás. Evidentemente, los demás juzgarán lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos (si se lo comunicamos) y lo que sentimos (si les informamos de ello). A algunos les parecerá bien y a otros no. De acuerdo con lo que piensen, nos juzgarán y actuarán. Sabiendo esto, tenemos que conocer que una persona asertiva aprende a regular su conducta estando dispuesta a asumir las consecuencias que se puedan derivar de las decisiones que toma.
  2. Nadie tiene por qué justificarse ante los demás por lo que hace o dice, piense o siente. Esto no quiere decir que es correcto actuar de manera desconsiderada o descortés con otras personas: es adecuado disculparse por los perjuicios que podemos haber ocasionado a los demás, aunque hayan sido producidos de manera involuntaria. Esto significa que uno puede tomar decisiones sin considerar que tiene necesidad de justificarse ante nadie. Decidimos hacer algo y luego asumir las consecuencias que se deriven de ello. Ser una persona asertiva implica que se puede pensar y actuar de manera diferente a como lo hace la mayoría sin tener que sentirse mal consigo mismo.
  3. Cada cual tiene derecho a juzgar si es o no responsable de que algunas cosas vayan mal, tanto para uno mismo como para los demás. No siempre uno es responsable de que algo “salga mal” o de que otra persona resulte perjudicada. Ser una persona asertiva significa que en cada momento uno puede decidir si, en su opinión, el perjuicio o el fracaso de algo es debido a algo que ha hecho o dicho o no hecho o no dicho.
  4. Las personas tienen derecho a cambiar de opinión. Algunas personas consideran que, puesto que una vez opinamos de una manera, siempre debemos seguir pensando igual. Sin embargo, no hay argumento que explique por qué no se puede cambiar de opinión sobre un tema o aspecto, cuando se considere oportuno, en función de diversas circunstancias de la vida, sin necesidad de encontrar una razón que lo justifique ante los demás.
  5. Si nos equivocamos, cometemos un error o se nos olvida algo, no tenemos por qué avergonzarnos por ello. No es necesario encontrar excusas o justificaciones para evitar sentirnos mal con nosotros mismos. Los seres humanos no somos máquinas, por eso nos podemos equivocar al hacer cálculos o previsiones, podemos olvidar cosas… Cuando nos equivocamos estamos actuando de forma tan humana y digna como cuando acertamos. Ser una persona asertiva implica cometer errores, olvidar algo… Puede provocar consecuencias negativas para nosotros o para otras personas, por eso conviene hacer lo posible por evitarlo, pero cuando eso ocurre, solamente tenemos que aguantarnos con el “perjuicio propio” y disculparnos y tratar de compensar el perjuicio que hayamos podido ocasionar a otros. Todo ello sin menospreciarnos y tratando de aprender para la próxima ocasión.
  6. No tenemos por qué saberlo todo sobre algún tema o saber algo de todos los temas. Nadie tiene por qué avergonzarse por no saber algo. La frase “deberías saberlo” es un intento de manipulación de nuestras emociones. Quien nos la dice desea que nos sintamos mal con nosotros mismos por desconocer o haber olvidado algo. Por eso mismo, cuando actuamos con asertividad no debemos tener ningún reparo en reconocer ante cualquiera que “no sabemos algo”.
  7. No tenemos por qué llevarnos bien con todo el mundo. Ni tiene por qué gustarnos lo que hacen los demás. Del mismo modo, a los demás no tenemos por qué gustarles, ni gustarles lo que hacemos, decimos, pensamos, como vestimos… Cada persona tiene unos gustos y unas preferencias, todas ellas tan respetables como las nuestras propias. Por eso no tenemos ninguna necesidad de tomar decisiones pensando si lo que haremos o diremos les gustará a otros. Solamente debemos regular nuestra conducta por las posibles consecuencias, beneficiosas o perjudícales para otros o para nosotros mismos.
  8. Tenemos derecho a tomar decisiones dejándonos llevar por nuestras emociones, o nuestra intuición y no necesariamente por nuestra razón. Desde luego que, cuando analizamos una situación y tomamos una decisión lógica o razonable, es probable que tengamos mejores consecuencias que cuando no lo hacemos así. De todas formas, nunca podemos estar seguros que acertaremos, que conseguiremos lo mejor, cuando decidimos lógicamente. Por ello, a la persona asertiva no le debe importar tomar decisiones dejándose llevar por sus emociones, (una corazonada, contra toda lógica…) A veces, incluso salen mejor las cosas. Pero en este caso, si la decisión que tomamos es nuestra decisión, será siempre la mejor decisión posible en ese momento.

  9. Nadie tiene por qué hacer las cosas de manera perfecta, o esforzarse lo máximo posible. Podemos decidir cuanta perfección queremos en nuestro trabajo o cuanto esfuerzo estamos dispuestos a poner en una tarea. Los comentarios de los demás respecto a cómo deberíamos o tendríamos que actuar solamente son un intento más de manipulación. La persona asertiva tiene derecho a tomar, entre otras, las decisiones respecto a QUÉ hace, CÚANDO lo hace y CÓMO lo hace. Actuando de esta manera no hacemos otra cosa que actuar como auténticos seres humanos libres.
  10. Podemos solicitar algo a alguien y no sentirnos mal por ello. Igualmente, podemos decir que “NO” a alguien que nos pide que hagamos o dejemos de hacer algo. De la misma forma, aquella persona a quien se lo pedimos tiene perfecto derecho a negarse o concedérnoslo.
  11. Las personas pueden formular preguntas, tanto como negarse a contestarlas. No hay razón para que no podamos preguntar algo a alguien ni para que nadie deje de preguntarnos a nosotros. Sin embargo, hay que admitir el derecho de cada uno a conservar su intimidad y no querer informar de lo que le preguntan.
  12. Podemos aceptar una crítica justificada y rechazar una crítica que consideramos injusta. En efecto, puesto que admitimos nuestra posibilidad de equivocarnos y nuestro derecho a tomar decisiones, en alguna ocasión puede que tomemos decisiones y actuemos de forma errónea o perjudicial, haciendo probable una crítica o queja por parte de otras personas. Si, en nuestra opinión, la crítica o queja es justa, no hay ningún problema en aceptarla, pedir disculpas y, en su caso, incluso ofrecer una compensación. Por el contrario, si consideramos que la crítica o la queja no es justa y trata de ser un intento de manipulación, podemos tranquilamente rechazarla, mostrando nuestro desacuerdo con la misma forma.
  13. Podemos decidir la importancia que tienen las cosas. Por lo general, cuando no conseguimos lo que deseamos, o cuando perdemos algo agradable, tendemos a dejarnos llevar por la emoción: ira o tristeza excesivamente intensas; desproporcionada al perjuicio real que sufrimos. Esto sucede porque, de manera automática, damos una gran importancia al contratiempo. Sin embargo, basta pararse a pensar un momento en la posibilidad de sufrir un perjuicio mucho mayor, para darnos cuenta de la menor importancia de lo que nos ocurre y reducir el malestar emocional (ira, tristeza…)

Actuar con responsabilidad es, tanto tomar decisiones considerando la posibilidad de perjudicar a otros, como estar dispuestos a asumir las consecuencias que sobrevengan por tales decisiones.

Ser una persona asertiva a veces nos es complicado debido a la regulación emocional que implica esta habilidad, pero os invitamos a que practiquéis esta destreza que nos ayudará a tener una mayor seguridad en nosotros mismos.

Equipo MentalMadrid

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies