El efecto Pigmalión y la profecía autocumplida

En el post de hoy vamos a comentar dos fenómenos sociológicos que tienen gran relevancia e influencia en nuestro bienestar psíquico y social y que, aunque puede que no supiésemos el nombre, es muy probable que todos los hayamos vivido: el efecto pigmalión y la profecía autocumplida.

El efecto pigmalión

Incluso desde antes de nacer, nuestros padres y familiares van generando expectativas sobre cómo esperan que seamos: cómo serán nuestros rasgos físicos, a qué nos dedicaremos, cuáles serán nuestros gustos…

El efecto Pigmalión, definido como consecuencia de diversos estudios sociológicos, habla de cómo las expectativas influyen en el comportamiento posterior. ¿Conoces a alguien que ni se ha planteado hacer una carrera de ingeniería porque ha asumido desde pequeño que no es bueno en matemáticas? ¿O alguien que siente pavor al hablar en público porque ha crecido con el mensaje de que es una persona tímida?

Es decir, existe una tendencia a responder en función de las expectativas que en un primer momento puede que fueran de otros y que, posteriormente, integramos como aspecto de nuestra identidad. Si yo tengo unas expectativas altas sobre mi mismo, es más probable que me esfuerce más para conseguir mis objetivos.

¿Qué es la profecía autocumplida?

En función de las expectativas que yo tenga de mi mismo o de los miedos que tenga sobre determinada situación, voy a proyectar unos pensamientos que se van a convertir en comportamientos que confirmen eso que tanto temía.

Por ejemplo, si tengo mucho miedo a ser rechazado es probable que me muestre en los grupos de una manera defensiva, distante, sin participar o, directamente, no vaya a reuniones sociales. Así, no generaré vínculos con las personas y no me tendrán en cuenta para futuras reuniones. De este modo, acabaré generando con mi comportamiento aquello que tanto temía y que únicamente reforzará ese miedo.

¿De qué manera influyen el efecto Pigmalión y la profecía autocumplida en nuestras vidas?

El efecto Pigmalión y la profecía autocumplida pueden afectar en todas las áreas de la vida de las personas. Comentaremos a continuación algunas de ellas:

  • Laboral. Si nuestro jefe tiene bajas expectativas sobre nuestro desempeño y que puede demostrárnoslo sin asignarnos tareas que se correspondan a nuestro nivel, con mensajes del tipo “mira a ver si puedes hacer esto” o con falta de reconocimiento de nuestras labores es probable que nuestra confianza se vaya sintiendo deteriorada, que dejemos de esforzarnos y que él acabe percibiendo una falta de competencia a nivel profesional.
  • Deportivo. Si un jugador tiene la creencia de que su rendimiento será elevado, se esforzará por conseguir sus objetivos y será más probable que llegue a ellos.
  • Educación. Es importante cuidar las proyecciones que hacemos en los niños y los mensajes que les transmitimos. Es probable que sientan que tienen que responder a esas expectativas o etiquetas y puede que les estemos llevando a vivir algo que no les satisface.

¿Cómo podemos manejar la profecía autocumplida?

La primera de las tareas para poder manejar la profecía autocumplida será detectar que esto está presente. Una forma de poner atención es darnos cuenta de cuándo estamos anticipando un final o desenlace negativo. En ese momento, podemos introducir otro pensamiento de que desconocemos cómo se va a dar la situación y que puede que también ocurra de una manera diferente.

Además, es recomendable pasar por un proceso terapéutico que nos ayude a reconocer cuáles son las creencias limitantes con las que contamos o a qué expectativas de otros estamos respondiendo. Así, nos podremos ir deshaciendo de ellas para ir por la vida de una manera cada vez más libres.

Por otro lado, también es importante cuidar las expectativas que podamos estar generando en los demás, cuidando el lenguaje que utilizamos y evitando la utilización de etiquetas.

Equipo de MentalMadrid

MentalMadrid

1 comentario en “El efecto Pigmalión y la profecía autocumplida”

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