En el post anterior se hablaba acerca del Trastorno por Estrés Postraumático en adultos. Sin embargo, es importante destacar que los niños y adolescentes no están exentos de sufrir estrés postraumático.
Tal y como se comentaba en la mencionada entrada al blog, el Trastorno por Estrés Postraumático es una afección de salud mental que algunas personas pueden desarrollar tras experimentar o ver algún suceso traumático, como puede ser un episodio en el que la vida de la persona esté en peligro, una guerra, un desastre natural, un accidente, una agresión sexual, la muerte repentina o inesperada de un ser querido…
Al igual que los adultos, hay niños y adolescentes que están expuestos a acontecimientos catastróficos y otras experiencias traumáticas.
Los niños y los adolescentes pueden tener reacciones extremas a una experiencia traumática, pero es posible que sus síntomas no sean iguales a los de los adultos. A continuación se presenta la información publicada por The National Institute of Mental Health.
¿Qué se entiende por trauma psicológico?
Con frecuencia (aunque cada vez menor) se observa en la sociedad la idea de que los traumas son exclusivamente lesiones físicas o traumatismos; no obstante esta visión es incompleta e inexacta, ya que las personas también pueden tener un trauma psicológico después de experimentar un acontecimiento angustiante.
Un trauma psicológico es el resultado de un doloroso exceso de intensidad emocional que quiebra el funcionamiento mental de un sujeto adulto, o que distorsiona gravemente el desarrollo del funcionamiento mental de un niño. El trauma psicológico es aquello por lo cual las personas se sienten sobrepasadas y desbordadas, sin saber por dónde salir, afrontar o asimilar una situación.

¿Por qué se produce un trauma psicológico?
Los traumas psicológicos más frecuentes pueden ser ocasionados por cualquier acontecimiento que suponga:
- Una ruptura en el sentimiento de seguridad básico.
- Una carencia de interacción humana necesaria.
- Ser objeto de expresiones excesivas e inadecuadas de agresividad y/o sexualidad.
Aunque solemos asociar la palabra trauma a algo masivo y evidente, debemos recordar que también puede ser pequeño y acumulativo.
Síntomas de estrés postraumático en niños
Al igual que en adultos, las reacciones a las experiencias traumáticas pueden ser inmediatas o retrasadas.
Tal y como se exponía anteriormente, tanto niños como adolescentes pueden sufrir estrés postraumático, pero es posible que sus síntomas no sean iguales a los de los adultos.
En los niños muy pequeños (menores de 6 años), estos síntomas pueden incluir:
- Volver repentinamente a comportamientos tales como orinarse en la cama después de haber aprendido previamente a ir al baño, o chuparse el dedo.
- Llorar con frecuencia.
- Olvidarse de cómo hablar o incapacidad para hacerlo.
- Representar la experiencia traumática en el juego, incorporando aspectos del acontecimiento traumático en un juego imaginario.
- Aferrarse de manera inusual a sus padres o a las personas que los cuidan.
- Presentar rabietas o mostrarse irritable.
- Manifestar dolores físicos como por ejemplo de estómago o de cabeza.
- Mostrar más temor (por ejemplo a la oscuridad, a quedarse solos, a los monstruos…)

Los niños de 6 a 11 años pueden reaccionar:
- Teniendo problemas en la escuela.
- Teniendo pesadillas o mostrando otros problemas para ir a la cama o dormir.
- Presentando irritabilidad, enfado o intranquilidad.
- Mostrando dificultad para concentrarse.
- Quejándose de problemas físicos, como dolores.
- Desarrollando temores infundados.
- Perdiendo interés en las actividades divertidas.
- Aislándose de la familia y de los amigos.

Por otra parte, los niños más mayores y los adolescentes (de 12 a 17 años) pueden reaccionar:
- Presentando conductas disruptivas, irrespetuosas o destructivas.
- Consumiendo o abusando del consumo de sustancias, incluida el alcohol.
- Pudiendo sentirse culpables por no haber evitado lesiones o muertes.
- Pudiendo presentar pensamientos de venganza.
- Teniendo pesadillas u otros problemas para dormir.
- Evitando cosas que le recuerden al acontecimiento traumático.
- Quejándose de dolores físicos.
- Aislándose.
- Mostrando desinterés por actividades con las que antes se divertían.

Todos ellos pueden presentar flashbacks y revivir mentalmente la experiencia traumática una y otra vez, experimentar latidos acelerados del corazón, sudoración, facilidad para asustarse, mostrarse emocionalmente insensibles o tener sentimientos de mucha tristeza.
¿Cómo evolucionan los síntomas de estrés postraumático en niños y adolescentes?
Muchas de estas reacciones tempranas son normales y previsibles, y en la mayoría de los casos disminuirán con el tiempo. Si duran más de un mes, sería recomendable contactar con un profesional de la salud mental.
Sin embargo, algunos síntomas requieren atención inmediata, como por ejemplo el pensamiento de hacerse daño o quitarse la vida. En ese caso la búsqueda de ayuda debe ser de inmediato.
Cualquier comentario sobre suicidio o sobre el deseo de morir, incluso si lo dicen niños o adolescentes, debe ser tomado enserio incluso cuando se crea que no intentará suicidarse, pues con frecuencia ese comentario denota que la persona está sufriendo y necesita ayuda.
¿Qué pueden hacer los padres o adultos de referencia?
- Permitir que sus hijos se sientan tristes o lloren.
- Dejar que sus hijos hablen, escriban o hagan dibujos sobre el acontecimiento y sobre sus sentimientos.
- Limitar las veces que los niños y adolescentes ven las noticias sobre acontecimientos traumáticos.
- Dar apoyo emocional.
- Reducir factores estresantes como: mudanzas o cambios frecuentes de lugar de residencia; largos periodos alejados de la familia y amigos; presión para rendir bien en la escuela o instituto; peleas dentro de la familia.
- Facilitar que puedan dormir si tienen dificultades, dejándoles por ejemplo dormir con una luz encendida o incluso en la misma habitación que sus padres (por un tiempo limitado).
- Tratar de mantener las rutinas normales (o crear rutinas nuevas) como leer cuentos antes de acostarse y cenar o jugar juntos.
- Cuando sea posible, ayudar a que los niños sientan que tienen control, dejándolo decidir qué comerán o qué ropa se pondrán.
- Buscar ayuda profesional si los niños no pueden regresar a sus rutinas normales.

¿Qué NO se debe hacer cuando estamos ante un niño o adolescente con estrés postraumático?
- Esperar a que sus hijos sean valientes o fuertes, y además decírselo.
- Hacer que los niños hablen sobre la experiencia traumática antes de que estén listos para hacerlo.
- Enfadarse si los niños muestran emociones fuertes.
- Molestarse si los niños comienzan a orinarse en la cama, a comportarse mal o a chuparse el dedo.
¿Qué ocurre cuando padres e hijos han vivido una experiencia traumática?
Las reacciones de los niños a estas experiencias están fuertemente influenciadas por las respuestas de los adultos al acontecimiento.
Después de una experiencia traumática, los padres de familia y los demás familiares deben identificar y abordar sus propios sentimientos. Esto les permitirá ayudar a los demás.
Es importante explicar a los niños y adolescentes, adaptados a su nivel de comprensión:
- Que lo quieres.
- Que el acontecimiento no fue culpa de ellos.
- Que harás todo lo posible por cuidarlo.
- Que es normal lo que sienten.
Se trata de una situación muy delicada. Cuando los adultos cercanos al niño observen que pese a estas recomendaciones la situación no mejora, sería recomendable pedir ayuda profesional.
Equipo MentalMadrid
