¿Cómo surge la idea de la asistencia a domicilio para casos de anorexia y bulimia? ¿En qué consiste exactamente?
Debido a la complejidad de estos trastornos y a las dificultades que presentaban los pacientes fuera de consulta cuando tenían que realizar algún tipo de exposición a estímulos ansiógenos o enfrentar situaciones muy sintomáticas, nos planteamos la necesidad de prolongar esta ayuda hasta el contexto en el que ocurre el problema, de modo que pudiésemos intervenir in situ acompañando a la persona, guiándola e incluso actuando como modelos de referencia. De ahí surge el acompañamiento terapéutico.
Una de las situaciones que más miedo genera en las personas que presentan Trastornos de la Conducta Alimentaria es el momento de las comida. Nuestro objetivo es favorecer que este espacio adquiera connotaciones positivas y que se realice de forma organizada. Realizamos un trabajo continuo que permite incorporar una rutina diaria a la vida de los pacientes. Sin embargo no sólo supervisamos y acompañamos en la ingesta ordenada de una dieta equilibrada y en situaciones temidas y/o evitadas, sino que estamos junto al paciente en su día a día, actuando como referentes, mostrando ante cada situación que hay diferentes modos de actuar, ayudándoles a organizar sus pensamientos, a tomar decisiones, a contener su angustia en el momento en el que se produce, así como a favorecer la asistencia a las citas médicas y psicológicas.
Las personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria, en general, tienen poca conciencia de enfermedad debido al componente egosintónico del trastorno. Por este motivo es necesario favorecer la adherencia al tratamiento desde su propio contexto y en el día a día de la persona. Además, tras los ingresos hospitalarios, existe una dificultad para generar el cumplimiento en casa de comidas equilibradas que favorezcan o mantengan la recuperación obtenida en el ingreso. Ahí el acompañamiento terapéutico es una buena herramienta ya que en ocasiones las familias no se sienten preparadas o no cuentan con las herramientas para supervisar el cumplimiento de las pautas nutricionales.
La clave principal y a la que damos prioridad en nuestra labor de acompañamiento terapéutico es la coordinación entre profesionales. La comunicación entre el psicólogo que le atiende en consulta, el psiquiatra, el nutricionista (o cualquier otro profesional que intervenga en el caso) y nosotros es primordial para poder realizar una intervención integral y exitosa.
¿Cómo reaccionan los pacientes? ¿Siguen siendo mayoritariamente mujeres?
Solemos ver reacciones muy diversas. Por un lado vemos personas que en un primer momento viven con desconfianza o rechazo el hecho de que un psicólogo o psicóloga entre en su casa y le acompañe en los momentos más cotidianos (que a su vez son los que más síntomas generan) porque se sienten observados o porque, al no tener conciencia de enfermedad, consideran que no es una ayuda necesaria. Y por otra parte, hay personas que desde el principio viven esta modalidad terapéutica en el hogar como un alivio.
Como nuestro primer objetivo es establecer un vínculo terapéutico y a partir de ahí fomentar la conciencia de enfermedad así como la adherencia al tratamiento, en el primer caso mencionado las personas finalmente muestran una actitud más colaboradora una vez que ven en qué consiste nuestro trabajo y no lo viven como que somos supervisores sino que somos psicólogos que compartimos tiempo con ellos y normalizamos las situaciones.
Efectivamente, en la práctica los pacientes que atendemos suelen pertenecer en su mayoría al género femenino.
¿Es más fácil para el profesional tratar estos trastornos cuando se entra en el terreno del paciente porque tiene mucha más información de contexto sobre su vida, o es un reto mucho mayor que tratarlos en la consulta de un centro? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene?
Es importante tener en cuenta que tanto la terapia psicológica en la consulta de un centro como el acompañamiento terapéutico en el contexto natural de la persona son intervenciones complementarias y necesarias en el trabajo con los pacientes que presentan estos trastornos debido a la complejidad de los mismos y a las múltiples variables que influyen en el curso de la enfermedad.
Como he comentado, una parte esencial de esta forma integral de abordar la problemática es trabajar de forma coordinada. Nosotros mantenemos una estrecha, fluida y constante comunicación con el profesional que atiende en consulta. Esta forma de trabajar coordinados favorece la intervención individual de cada uno en su modalidad a la vez que propicia la consecución de los objetivos terapéuticos.
Una de las ventajas del acompañamiento terapéutico frente a la intervención en consulta es que tenemos la posibilidad de ver cómo se maneja el paciente en su hogar, cómo funciona en su entorno, cómo son las relaciones con los miembros de su familia o con personas cercanas…y todo ello nos permite observar variables que pueden estar interviniendo en el problema y que no se pueden ver a priori en consulta, realizando una evaluación más amplia del problema.
Como inconveniente es cierto que, en ocasiones, ocurre que el paciente se muestra desconfiado por el hecho de que un profesional vaya a su casa. En este sentido es muy importante establecer un buen vínculo y, a veces, se comienza por establecerlo con la familia ya que el paciente de entrada puede negarse. El apoyo familiar resulta fundamental.
¿Qué otras novedades en el tratamiento de la anorexia y bulimia se han incorporado?
En los casos de Trastornos de la Conducta Alimentaria, lo que se suele hacer es o ingresar (ya sea en hospital o en pisos tutelados), o régimen de Hospital de Día, pero el trabajo en el domicilio recae sobre la familia que tiene que lidiar con la tensión que producen las comidas. Al incorporar el acompañamiento terapéutico al plan de intervención integral se favorece la extrapolación del trabajo terapéutico de la consulta o centro al día a día mediante el acompañamiento.
¿El perfil del paciente de anorexia y bulimia es el mismo de siempre o ha cambiado?¿Cómo ha evolucionado?
El ideal corporal femenino sigue siendo uno extremadamente delgado. Sin embargo, recientemente la tendencia a tener un mayor tono muscular complejiza aún más los cuadros, ya que nos encontramos de forma más frecuente con la patología relacionada con la actividad física. También en cuanto a la alimentación, la popularización de alternativas veganas, vegetarianas o sin gluten en muchos casos actúan como refugios de la propia enfermedad.
A nivel estadístico, la tendencia de los cuadros restrictivos parece que se mantiene constante, aumentando la presencia de los perfiles compulsivo-purgativos.
A veces en nuestro propio entorno detectamos casos de personas mayores que parecen tener trastornos de la conducta alimentaria pero como las personas mayores consumen tan poco… ¿Cómo se detecta en estos casos? ¿Qué datos tenéis al respecto?
Es importante tener en cuenta que un Trastorno de la Conducta Alimentaria implica insatisfacción corporal, deseo de perder peso y/o un miedo intenso a engordar, y de ahí se derivan conductas. Que alguien no coma o coma poco no tiene que estar relacionado con insatisfacción corporal, sino que esta alimentación deficiente puede ser derivada de cualquier otra cosa.
En personas mayores podríamos estar hablando de una anorexia en el sentido etimológico del término (“falta de apetito”), no de “Anorexia Nerviosa” como Trastorno de la Conducta Alimentaria.