El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. Es una reacción normal y adaptativa para la persona, pero hay situaciones y condiciones en la pérdida que dificultan este proceso. ¿Qué ocurre cuando perdemos a un ser querido del que ni siquiera podemos despedirnos?
Vivimos una época dolorosa. Es duro pensarlo pero puede que un día un familiar tuyo salga por la puerta en una camilla a cargo de profesionales sanitarios y que no le vuelvas a ver. Puede que ni siquiera veas salir a tu familiar y que el último contacto que hayas tenido con él fuese en un restaurante, en un cine o en las calles de tu ciudad. Las emociones que te invaden ante esta situación abarcan un abanico amplio, en donde la tristeza, el enfado o la culpa pueden ser dominantes. Esta es la dura realidad que miles de personas están viviendo en todo el mundo.
A esta situación tan dolorosa se le une la soledad con la que nos vemos obligados a vivirlo. Por motivos de seguridad, no podemos despedirnos de una manera presencial de nuestro ser querido, no podemos realizar rituales de despedida, no podemos abrazar a las personas de nuestra confianza, no podemos sentir el calor ni el apoyo que nos sostiene cuando el dolor y el desconsuelo de la pérdida acaba con nuestras fuerzas.
Tal y como adelantábamos al principio, el duelo es un proceso normal de adaptación al dolor que produce la pérdida. En una situación como la que estamos viviendo por el COVID-19, todos los elementos que acabamos de comentar favorecen que el duelo que vayamos a elaborar nos resulte más difícil, es decir, que nos adaptemos peor al dolor y a la ausencia. Es lo que los profesionales de la salud mental llamamos un “duelo complicado”.
La despedida
Los rituales de despedida que, en condiciones normales, nos parecen tan tediosos y dudamos de su funcionalidad, son necesarios por dos motivos. Primero, para tomar conciencia del fallecimiento y de la pérdida. Los rituales de “cierre” favorecen la elaboración del duelo. El segundo motivo es que sirven para recibir apoyo social que pueda amortiguar el dolor que estamos sintiendo.
Ahora bien, ¿cómo poder elaborar una despedida en una situación en la que ni siquiera he visto el cuerpo de la persona a la que estoy despidiendo?
Marisa Magaña, psicóloga experta en duelo y directora del Centro de Escucha San Camilo, nos recuerda que las personas que fallecen por COVID-19 suelen hacerlo sedadas y lejos del plano consciente, por lo que la despedida tiene más sentido para el doliente que para el fallecido. Estas palabras dan aliento, ya que es posible adaptar el ritual de despedida al momento que estamos viviendo. Podremos realizar pequeños gestos como escribir una carta, dedicar unas palabras o poner una foto con flores en algún lugar de la casa y dejar rituales más formales para más adelante.
Además, es conveniente confiar en que los profesionales sanitarios tratan con afecto y cuidado a nuestros seres queridos y el personal de los servicios funerarios han tratado el cuerpo con dignidad.
En cuanto a la despedida, Marisa añade las siguientes palabras:
“No olvidemos que despedirse es mucho más que un momento, que un acto final. La despedida es un proceso, una forma de vida, es haber estado en los momentos de necesidad, es todo el cariño compartido durante una vida, es cada expresión de afecto y de cuidado, eso es lo que al final queda en el corazón. Por eso, es sano no idealizar la despedida convirtiéndola en el acto que dará sentido y resumen a toda una vida, porque no lo es, es un hecho más de cariño, le da especial relevancia que fuera el último, pero no olvides que hubo muchos más antes.”
¿Cómo sentirme acompañado en momentos de duelo?
En momentos tan dolorosos y complicados, es difícil encontrar consuelo ante el dolor de nuestra pérdida. Hay veces, en las que, de manera casi automática, nos sale la crítica o la necesidad de buscar culpables ya que parece que así será más llevadero el dolor. Sin embargo, de nada nos servirá, salvo para aumentar nuestro malestar. Estamos viviendo una situación en la que es necesario que busquemos alternativas y desarrollemos otros recursos para sentirnos acompañados.
Vivimos una época en la que no nos podemos acariciar, no nos podemos abrazar, no nos podemos besar, pero sí podemos sentirnos vinculados con personas de nuestro entorno a través de los medios audiovisuales. Si conoces a alguna persona que está atravesando un duelo por COVID-19 no dudes en llamarle. Puede que sea una llamada difícil y llena de dolor pero esa persona está necesitando sentir cerca a las personas, en la manera en la que se pueda.
Si, por el contrario, eres tú quien acaba de sufrir una pérdida de un ser querido, no dudes en pedir ayuda, en hablar con alguien. En MentalMadrid, nos hemos adaptado a la situación actual para poder atender vía telefónica o con videollamada con el objetivo de poder acompañar a todo aquel que lo necesite. No dudes en contactar con nosotros si sientes que la situación lo requiere.
No olvides que todo esto pasará. El dolor se irá y volveremos a salir a la calle, a abrazar a nuestros seres queridos y a despedir como nosotros decidamos a las personas a las que ya no volveremos a ver, con mucha más fortaleza que antes.