¿Qué es el estrés?
El estrés es definido como todo aquella exigencia física, social o psicológica que excede nuestros recursos. Es decir, es la reacción de nuestro cuerpo cuando se nos presenta una situación para la que nosotros creemos que no tenemos los suficientes recursos de afrontamiento.
El estrés, si es excesivo, genera unas emociones desagradables y una hiperactivación de nuestro organismo que puede generar bloqueo y que nuestra efectividad en la tarea baje. Sin embargo, niveles moderados de estrés mejoran nuestro rendimiento ya que nos ponen en alerta y nos hacen funcionar.
¿Cuáles son las posibles estrategias de afrontamiento al estrés?
Para poder enfrentarnos a una situación estresante, el primer paso será detectarla. Una vez detectada la situación, tendremos que evaluar los recursos con los que nosotros contamos para hacerle frente. Una vez hecho esto, nos encontramos en un punto en el que podemos adoptar estrategias de afrontamiento enfocadas de dos posibles maneras:
- Estrategias de afrontamiento orientadas al problema.
- Estrategias de afrontamiento orientadas a la regulación emocional.
La primera de estas estrategias nos anima a intentar modificar nuestro entorno, es decir, a reducir la fuente de estrés. Esta suele ser la estrategia de afrontamiento de primera elección pero no siempre es posible llevarla a cabo ya que hay innumerables factores que se escapan de nuestro control y que, por lo tanto, no podemos modificar.
Por ello, tomando una conocida frase de Viktor Frankl (1905-1997), psiquiatra y fundador de la logoterapia, “cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos”. Adoptar esta estrategia de afrontamiento aumentará nuestra sensación de control y mejorará nuestras habilidades de regulación emocional.
¿Qué otros factores intervienen en el afrontamiento del estrés?
Más allá de las estrategias, cada persona enfrenta el estrés de una determinada manera ya que cada uno contamos con nuestro propio estilo de afrontamiento, que vendrá marcado por nuestra historia de aprendizaje, nuestras experiencias tempranas, hechos significativos que hayamos tenido o mensajes que hemos ido recibiendo a lo largo de la vida, entre otros.
Además, hay factores personales que pueden afectar a la estrategia utilizada en un determinado momento como puede ser el nivel de fatiga física o mental, la motivación hacia esa situación concreta o las habilidades requeridas para resolver un determinado problema.
¿Cómo puedo mejorar mis estrategias de afrontamiento?
La forma en la que nos enfrentamos a los problemas es algo que se puede entrenar para no sentirnos desbordados por las situaciones estresantes. Tener la sensación de que regulamos nuestras emociones y de que somos capaces de resolver aquellas piedras que interfieren en nuestro camino nos dará sensación de seguridad que se cristalizará en un aumento de la autoestima.
Pasar por un proceso terapéutico nos ayudará a identificar nuestro estilo de afrontamiento, nos permitirá adquirir las estrategias de afrontamiento más adecuadas para distintas situaciones, mejorará nuestra conciencia y manejo emocional y, en definitiva, nos hará crecer como personas maduras y resolutivas.