En la actualidad, son muchas las patologías en las que el estigma está presente y algunas personas niegan o rechazan la presencia de determinados síntomas que indican, en este caso, que existe una depresión. Esto puede llevar a que la persona intente evitar unos sentimientos que están presentes o que lo oculte de cara a los demás, lo cual solo contribuye a que el problema persista.
Es muy probable que la mayoría de nosotros, en determinados momentos de nuestra vida, pasemos por etapas depresivas que pueden ser más o menos incapacitantes en función del grado en el que se presenten y que pueden encontrarse dentro de la normalidad. Todos tenemos angustias vitales, sufrimos pérdidas de personas cercanas o atravesamos momentos de dificultad en los que podemos sentir algunos de los siguientes síntomas que son considerados por la Asociación Americana de Psicología como los criterios diagnósticos propios de la depresión:
- Una tristeza muy profunda la mayor parte de día.
- Pérdida de interés por actividades de las que antes disfrutaba.
- Cambian los patrones de sueño: se tiene más sueño de lo habitual o bien presenta insomnio.
- Cambian los patrones de alimentación y de peso: pérdida o aumento de apetito con el consiguiente aumento o descenso de peso.
- Falta de energía, cansancio y fatiga.
- Dificultad para concentrarnos, indecisión, dificultad para tomar decisiones.
- Pensamientos de muerte, de miedo a la muerte o ideas suicidas.
Sin embargo, para poder establecer el diagnóstico de depresión es necesario que estos síntomas interfieran de forma significativa en alguna de las esferas de la persona: social, laboral, familiar o de pareja. No obstante, existen algunas ocasiones (en el duelo, por ejemplo) en donde la presencia de estos síntomas no constituye una patología en sí misma. Por ello, es importante que sea un profesional quien lo evalúe.
¿Cómo podemos superar una depresión?
Para poder salir de la depresión el primer paso es pedir ayuda. Automedicarse o autodiagnosticarse entraña ciertos riesgos, ya que cada caso es único y es un profesional quien puede y debe establecer un tratamiento para la depresión, en función de las necesidades de cada persona. Si presentas alguno de estos síntomas y no sabes bien a quién acudir, puedes empezar por tu médico de cabecera y él te recomendará qué hacer. Otra opción es asistir a un psicólogo y que este haga una evaluación más exhaustiva.
En algún momento del proceso es importante que asistamos a una terapia psicológica para que un experto nos ayude a entender el origen de nuestro problema, así como a acompañarnos en el recorrido de la construcción de una nueva vida. Asimismo, nos orientará en ver el mundo desde una nueva perspectiva y aprenderemos nuevas formas de enfrentar retos y dificultades.
Si no has pedido ayuda todavía pero quieres empezar a luchar por mejorar y salir de la depresión es muy importante que te actives, que hagas cosas que te gusten o que, por lo menos, antes te gustaban. Si estas actividades puedes hacerlas en compañía obtendrás un plus de satisfacción y también puedes combinar ambos tipos de actividades.
La trampa de la depresión es que solemos esperar a estar bien para hacer cosas pero lo que en realidad ocurre es que necesitamos hacer cosas para poder estar bien. Tenemos que convertirnos en una parte activa del proceso y entender que en nosotros está la solución, aunque al principio nos supondrá un gran esfuerzo.
¿Cómo ayudar a alguien con depresión?
Si alguien de nuestro entorno está atravesando un momento difícil y presenta una depresión, lo mejor y más importante que podemos hacer por él es intentar comprenderle. Con frecuencia, tendemos a ver los problemas del otro desde nuestra propia perspectiva y eso nos aleja de una empatía real hacia la persona con la que estamos tratando. Para ti puede ser muy fácil salir de la cama, plantearte el día con optimismo e ir avanzando para superar pequeños desafíos. Sin embargo, puede que la persona con depresión no tenga ni siquiera ganas de seguir viviendo y eso que tú ves tan sencillo le supone un mundo.
Comprende y respeta su dolor así como su ambivalencia. Es habitual que la persona con depresión se encuentre en el dilema entre lo que le gustaría hacer y lo que el cuerpo le pide que haga. Entiende que si está en esta situación es porque no ha podido o no ha sabido enfrentar su tristeza de una manera menos interfiriente. No le culpabilices ni intentes minimizar su tristeza animándole a ver la vida de color de rosa. Respetar los tiempos de cada persona es vital para poder avanzar al unísono.
Es importante tener cuidado con las frases hechas o de ánimo que, aunque son utilizadas con la mejor de las intenciones, en muchas ocasiones ofenden o generan sentimientos de incomprensión. Otras veces, estamos intentando aliviar nuestro propio malestar de ver a un ser querido sufrir. Cuando el dolor es profundo, basta simplemente con hacerle saber a la persona que estamos ahí.
Otra de las pautas para ayudar a alguien con depresión es hacerle sentir valorado, hablar desde el corazón de lo que la persona significa para cada uno. Mostrar apoyo y disponibilidad para que, cuando esté preparado, sepa que no está sola y que tiene apoyo con el que puede contar. Una vez la persona se muestre más activa o recupere su vitalidad, aprovecha para compartir tiempo y disfrutar.
Esperamos que estas pinceladas sobre la complejidad de la depresión hayan podido ser de ayuda.
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¡Muy buen artículo! De veras, he estado leyendo tu weblog y creo que compartes un buen contenido de calidad. Me sorprende que no tengas más comentarios, buen trabajo.
Muchas gracias por tus palabras. Sería de gran satisfacción para nosotros que pudieras compartirlo. Un saludo 🙂
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